Jesús Antonio Campuzano, condenado a 20 años de prisión por el asesinato de Priscilla Rodríguez, una prostituta dominicana, volverá a sentarse en el banquillo de los acusados el martes, acusado de violar a una mujer en Santomera, en junio del 2007.
Campuzano, apodado 'Kike', de 37 años y vecino de Cabezo de Torres, es uno de los mayores y más peligrosos depredadores sexuales que ha padecido la Región. Su largo camino delictivo lo inició cuando era menor de edad y fue implicado en la violación y asesinato de Pilar Toledano. Cumplió una condena de siete años que no le impidió, tras regresar a la calle, volver a violar a otras mujeres y asesinar a Priscilla.
Ahora se enfrenta a una pena de 12 años de cárcel por violación y otra de dos meses por una falta de lesiones cometidas contra M.J., una mujer de Santomera de 41 años, a la que presuntamente violó durante media hora en la cuneta de una carretera de la localidad. El juicio se inicia el martes en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial con el testimonio de su víctima, que recuerda como si fuera ayer la desdichada jornada del 3 de junio del 2007.
Según M.J., 'Kike' comenzó a seguirla después de que pasara junto a ella con su moto poco después de las ocho de la mañana. «Era domingo. Yo me dirigía a mi trabajo en una cafetería y noté que me seguía. Pensé que me iba a robar el bolso, pero se me echó encima, me arrastró a la cuneta y me dijo que si no gritaba, no me iba a pasar nada», recuerda la víctima, que cuatro años después de los hechos sigue recurriendo a los tranquilizantes para poder sobrellevar su día a día y el cuidado de sus dos hijos.
M.J. afirma que 'Kike' -a quien reconoció tras aparecer su fotografía en este diario en relación con otro delito de tipo sexual- no iba bebido o drogado, pese a que le confesó que llevaba toda la noche en pie de juerga. «Sabía perfectamente lo que hacía, pero se comportaba de una forma rara», explica.
A M.J. le chocó que Campuzano, que la violó al menos en dos ocasiones y la obligó a realizarle una felación, llegara incluso a pedirle perdón por lo que estaba haciendo. No solo eso, sino que «me pidió el teléfono para quedar al viernes siguiente. Le dije que me lo había quitado, me lo devolvió y le di un número falso. Antes de irse, me ayudó a vestirme, me besó y me dijo que me iba a llamar. Y se fue». M.J. pensó que «me iba a matar» y apeló a la memoria de su madre, recientemente fallecida en el momento de la violación, para que «me dejara en paz».
«Tenía que decir que me gustaba lo que me hacía»
La víctima dice que perdió la noción del tiempo durante la media hora larga durante la que presuntamente 'Kike' la forzó. «Sí recuerdo que pasó gente y nos vio, aunque luego dijeron que pensaban que era una pareja haciendo sus cosas». «Me obligó a hacer lo que quisiera y tenía que decirle incluso que me gustaba», asegura M.J., quien declarará el martes contra su presunto agresor. «No tengo miedo, solo quiero que esto acabe», afirma.