Una de cada dos pruebas que realiza Tráfico por consumo de cannabis o hachís al volante da positivo
18.07.12 - 00:43 -
A. NEGRE | MURCIA./ La Verdad
«En los controles de droga vamos sobre seguro». Ángel Rodríguez, teniente del subsector de Tráfico de la Guardia Civil de Cartagena, está esta noche al mando. Pasada la medianoche, despliega a su equipo en una de las rotondas de acceso a San Javier. «Siempre lo ponemos en sitios donde suele haber accidentes por alcohol o drogas», explica. Zonas de ocio o carreteras de retorno de las playas son la clave. En algo más de una hora, los agentes dan el alto a cerca de un centenar de vehículos. Ninguno da positivo ni en alcohol ni en sustancias estupefacientes. «La gente ahora con la crisis lleva más cuidado», recalca Rodríguez. «Se cuida mucho de que le pongan una multa».
Un equipo de 'La Verdad' acompaña esta noche -de fin de semana- a una dotación de la Guardia Civil en uno de los controles que la Dirección General de Tráfico (DGT) ha desplegado por el país ante su campaña de «tolerancia cero» con el alcohol o las drogas al volante. En La Región la Benemérita ya lleva varios meses efectuando controles para determinar si los automovilistas han tomado algún tipo de sustancia estupefaciente, pero Tráfico ha dado orden ahora de reforzar esta vigilancia.
«No le hacemos controles de droga a todo el mundo», explica el teniente de la Guardia Civil de Tráfico de Cartagena. «En eso vamos sobre seguro». Al contrario que las de alcoholemia, las pruebas para determinar si un conductor ha consumido drogas son bastante largas, algo molestas y un poco caras. Por este motivo, la Benemérita solo las realiza cuando tiene indicios suficientes para sospechar de que el automovilista podría encontrarse bajo los efectos de alguna sustancia y da negativo en alcohol. «Lo hacemos si vemos que presenta un comportamiento extraño, nerviosismo, pupilas dilatadas...», explica. «Vamos sobre seguro porque la prueba puede tardar una hora».
Hachís y cocaína, al frente
Estos controles antidrogas precisan una muestra de la saliva del automovilista, para la que éste deberá succionar -unos diez minutos- una especie de bastoncillo. Esta muestra se introduce posteriormente en una máquina que, a través de reactivos, señala si el conductor ha tomado cocaína, opiáceos, anfetaminas, marihuana o tranquilizantes - o varias sustancias a la vez-. A esta prueba, no obstante, se le añade una segunda que es enviada a un laboratorio de Santiago de Compostela para un análisis más exhaustivo. Si el automovilista lo solicita, tiene derecho, incluso, a una tercera prueba -al igual que ocurre con los de alcoholemia- en un hospital.
Más de 223.000 conductores fueron sometidos a controles de la Guardia Civil en las carreteras españolas durante la semana pasada. La Benemérita solo realizó la prueba de drogas a un centenar de ellos, pero dio en el clavo. Una de cada dos pruebas -concretamente un 56%- que realizó dio positivo. «Lo que más encontramos es hachís y cocaína», reconoce Rodríguez. «La fiebre de la heroína ya se acabó». La propia directora de la DGT, María Seguí, confirmaba ayer que estas sustancias ocupan los primeros puestos, seguidas en menor proporción por las anfetaminas y metaanfetaminas.
Al igual que ocurre con el alcohol, son los jóvenes los conductores que más se la juegan al volante. El perfil está claro: hombres y mujeres de entre 20 y 35 años. Todos ellos se enfrentan a una multa de 500 euros y la retirada de seis puntos del carné de conducir siempre que no hayan superado los límites de estas sustancias que estipulan la infracción como un delito.
Rodríguez, sin embargo, es optimista y cree que la ciudadanía ya se ha concienciado y emplea nuevos hábitos. «Ahora ya sí vemos coches en los que van cuatro críos de fiesta y uno de ellos no ha bebido», recalca. «También se emplean autobuses para bajar a las playas».
Cerca de una hora y media después, el equipo de la Guardia Civil de Tráfico de Cartagena recoge sus bártulos para moverse a una nueva zona, en la que seguir salvando vidas «La gente da las luces y se manda mensajes para avisar de que estamos aquí. A la hora ya no pasa nadie», bromean.