viernes, 21 de agosto de 2009

Los asaltos a fincas agrícolas se suceden a diario en la Región

Los ladrones ya no sólo se interesan por la fruta, sino que ahora se decantan fundamentalmente por material eléctrico, fertilizantes y chatarra
SERGIO GALLEGO MURCIA / la Verdad
El frío, el granizo, la falta de agua o el poco margen de beneficio son los principales problemas que durante mucho tiempo han preocupado a los agricultores de la Región. Ahora, y desde hace unos años, estos inconvenientes han pasado a un segundo plano desbancados por una oleada de robos continua. Ningún agricultor está a salvo. Torre Pacheco, San Javier, Cartagena, Lorca, Ceutí o Cieza son algunas de las localidades que más están sufriendo la invasión de los ladrones.
Antonio Sánchez, un empresario de maquinaria agrícola y agricultor de la zona de San Javier suelda las bombas de agua a estructuras metálicas o entierra en pozos de más de 60 metros de profundidad los equipos de riego, pero aunque dificulta el trabajo de los ladrones, no es suficiente. «Lo peor es que llamo a la Policía Local y no hacen nada. He ido tres veces a la Guardia Civil de San Pedro y no he podido poner la denuncia porque aseguraban tener los sistemas informáticos averiados», denuncia.
Golpes indiscriminados
Otro caso reciente de robo lo sufrió José Antonio Garre, de 49 años. Se encontraba con sus dos hijos (17 y 18 años) trabajando en su finca, cuando le sorprendieron tres encapuchados armados con barras de hierro. El trabajador intentó echarlos y proteger a sus hijos enfrentándose a ellos, pero durante el forcejeo un golpe con una barra de metal le rompió el brazo y después se llevaron una furgoneta. Ahora, casi dos meses después, sus hijos se encargan del cuidado de la tierra mientras su padre se recupera. «Estuve diez días ingresado, pero lo peor es que mis hijos no quieren trabajar en la tierra porque tienen miedo. Ahora cuando tienen que fumigar los árboles, uno vigila en lo alto de un cabezo mientras el otro realiza las tareas», relata Garre. Al día siguiente del suceso, Garre padeció el robo de cuatro motores de riego y multitud de destrozos. La semana pasada, otra vez se repitió la historia. «Toda la vida hemos estado con las casetas abiertas y nunca ha pasado nada. En estas dos últimas veces que han entrado se han llevado cerca de 22.000 euros en material, sin contar que el año pasado se llevaron 1.800 metros de cable».
En la Vega Media también hay robos. Francisco Hurtado, agricultor, explica cómo en su tierra de Villanueva y Ceutí ya son cinco las veces que los ladrones le han hecho una visita. En este caso, los delincuentes se han conformado con gasoil y productos para la tierra. «Me llevan frito. Estrellan su vehículo contra la puerta del almacén y la rompen. Por lo que además del gasoil y de los fertilizantes e insecticidas que me roban, me cuesta un dineral arreglar los desperfectos».
Otra particularidad de estos cacos agrarios es que no realizan sus actos vandálicos por la noche, sino que esperan a las dos de la tarde, cuando Hurtado vuelve a su casa a comer, para cometer su robo. «Se esperan a que me vaya y aprovechan las tres horas de la siesta para entrar a por el material», concluye.
En Cieza los agricultores hacen frente a la situación con la ayuda de las fuerzas de seguridad, aunque como en el resto de la Región, los ladrones actúan indiscriminadamente. «Hay robos, pero cada vez menos. De fruta hemos sufrido algunos que han llegado a los 1.500 kilos, pero por lo general vienen a por chatarra o fertilizantes. Rompen puertas, paredes o lo que haga falta, dejando a su paso miles de euros destrozados», afirma un agricultor.