El vicepresidente económico, Gerardo Camps, da dos años de plazo y advierte de que si no se ponen de acuerdo pueden ser absorbidas por las cajas de Madrid o de Cataluña
REDACCIÓN La fusión de CAM y Bancaja va muy en serio, tanto que es uno de los principales objetivos del gobierno valenciano para esta legislatura". Con esta rotundidad se pronunció ayer el vicepresidente económico del Consell, Gerardo Camps, un día después de que el empresariado alicantino expresara su rechazo frontal a la posibilidad de que esta provincia pueda perder la sede central en caso de integración. En declaraciones a la Cope, Camps insistió en que su anuncio de una posible fusión no fue una improvisación, sino que el Consell trabaja con firmeza en esa posibilidad, que podría ver la luz en un plazo de dos años. A la misma tesis se sumó el vicepresidente tercero Juan Cotino.
La operación diseñada desde la Generalitat Valencia contempla además la posterior absorción de Cajamurcia, una vez fusionadas las dos entidades valencianas, según aseguró el propio Gerardo Camps el pasado domingo.
En pleno debate nacional sobre la integración de entidades de ahorro -Cajamurcia admitió ayer contactos con Caixa Nova-, el titular de Economía dejó ayer claro que su anuncio del domingo no ha sido una ocurrencia dicha en voz alta, ni tampoco una reflexión a título personal como se ha querido apuntar desde una parte del empresariado de Alicante. "La situación económica y financiera del país ha dado tal vuelco, que tarde o temprano las cajas de ahorro van a tener que afrontar procesos de fusión o absorción", explicó Camps. "Y en esa tesitura, la mejor opción para las dos grandes cajas valencianas y para la Comunidad en su conjunto es lograr una fusión autonómica de la que resulte una supercaja que pasaría a competir de tú a tú con las otras dos grandes: La Caixa y Caja Madrid".
El Consell no quiere imponer la decisión, pero sí que va a impulsar, animar, propiciar y alentar a que este proceso se ponga en marcha cuanto antes. Respecto a las reticencias mostradas desde la provincia de Alicante ante la posible pérdida de la sede central, el vicepresidente económico explicó que es normal que no se quiera perder proximidad a un centro de decisiones tan importante como es una caja importante, "pero que hay fórmulas para mantener esa proximidad y que mucho más perjudicial sería un fusión con otra caja más potente y más lejana como pueden ser la madrileña o la catalana".
El ejecutivo autonómico confía en que las negociaciones no se vean enturbiadas "más allá de lo habitual en este tipo de procesos". Camps calcula que, si el proceso negociador se desarrolla dentro de la normalidad, la nueva "supercaja" podría ver la luz en cuestión de año y medio o dos años. El titular de Economía recalcó que sus planteamientos cuentan con el respaldo en pleno del Consell, y particularmente de su presidente Francisco Camps.
"No se puede imponer esta decisión desde ámbitos políticos porque los criterios siempre tienen que ser económicos", agregó Gerardo Camps. "Corresponde a los órganos de las cajas tomar esta decisión, pero un Gobierno responsable también tiene que actuar cuando cambia drásticamente la situación económica y seguro que se tienen que afrontar procesos de este tipo. ¿Y por qué no entre las cajas de ahorros de la Comunidad?". El conseller también defendió la posibilidad de acometer otros procesos de absorción de cajas de mediano y pequeño tamaño, una vez consumada la fusión CAM-Bancaja.
REDACCIÓN La fusión de CAM y Bancaja va muy en serio, tanto que es uno de los principales objetivos del gobierno valenciano para esta legislatura". Con esta rotundidad se pronunció ayer el vicepresidente económico del Consell, Gerardo Camps, un día después de que el empresariado alicantino expresara su rechazo frontal a la posibilidad de que esta provincia pueda perder la sede central en caso de integración. En declaraciones a la Cope, Camps insistió en que su anuncio de una posible fusión no fue una improvisación, sino que el Consell trabaja con firmeza en esa posibilidad, que podría ver la luz en un plazo de dos años. A la misma tesis se sumó el vicepresidente tercero Juan Cotino.
La operación diseñada desde la Generalitat Valencia contempla además la posterior absorción de Cajamurcia, una vez fusionadas las dos entidades valencianas, según aseguró el propio Gerardo Camps el pasado domingo.
En pleno debate nacional sobre la integración de entidades de ahorro -Cajamurcia admitió ayer contactos con Caixa Nova-, el titular de Economía dejó ayer claro que su anuncio del domingo no ha sido una ocurrencia dicha en voz alta, ni tampoco una reflexión a título personal como se ha querido apuntar desde una parte del empresariado de Alicante. "La situación económica y financiera del país ha dado tal vuelco, que tarde o temprano las cajas de ahorro van a tener que afrontar procesos de fusión o absorción", explicó Camps. "Y en esa tesitura, la mejor opción para las dos grandes cajas valencianas y para la Comunidad en su conjunto es lograr una fusión autonómica de la que resulte una supercaja que pasaría a competir de tú a tú con las otras dos grandes: La Caixa y Caja Madrid".
El Consell no quiere imponer la decisión, pero sí que va a impulsar, animar, propiciar y alentar a que este proceso se ponga en marcha cuanto antes. Respecto a las reticencias mostradas desde la provincia de Alicante ante la posible pérdida de la sede central, el vicepresidente económico explicó que es normal que no se quiera perder proximidad a un centro de decisiones tan importante como es una caja importante, "pero que hay fórmulas para mantener esa proximidad y que mucho más perjudicial sería un fusión con otra caja más potente y más lejana como pueden ser la madrileña o la catalana".
El ejecutivo autonómico confía en que las negociaciones no se vean enturbiadas "más allá de lo habitual en este tipo de procesos". Camps calcula que, si el proceso negociador se desarrolla dentro de la normalidad, la nueva "supercaja" podría ver la luz en cuestión de año y medio o dos años. El titular de Economía recalcó que sus planteamientos cuentan con el respaldo en pleno del Consell, y particularmente de su presidente Francisco Camps.
"No se puede imponer esta decisión desde ámbitos políticos porque los criterios siempre tienen que ser económicos", agregó Gerardo Camps. "Corresponde a los órganos de las cajas tomar esta decisión, pero un Gobierno responsable también tiene que actuar cuando cambia drásticamente la situación económica y seguro que se tienen que afrontar procesos de este tipo. ¿Y por qué no entre las cajas de ahorros de la Comunidad?". El conseller también defendió la posibilidad de acometer otros procesos de absorción de cajas de mediano y pequeño tamaño, una vez consumada la fusión CAM-Bancaja.