Jesús Francisco Belando, un veterano con muchos años de experiencia, resbaló y se precipitó 40 metros
15.06.09 -
J. P. P. / EFE MURCIA / HUESCA/ La Verdad
15.06.09 -
J. P. P. / EFE MURCIA / HUESCA/ La Verdad
Sus años de experiencia no pudieron evitar que Jesús Francisco Belando diese el sábado un traspiés fatal en el barranco del Sorrosal (Huesca), una zona peligrosa sólo apta para profesionales como este murciano de 46 años, muy conocido entre los amantes del montañismo en Aragón. Jesús Francisco había acudido a una concentración de barranquistas que se ha desarrollado este fin de semana en los alrededores de la localidad de Morillo de Tou. La cita ha tenido un final trágico. A la muerte del montañero de Murcia se ha sumado otro accidente mortal: Alejandro B. L.C., un barcelonés de 52 años, falleció en el barranco de Literola, en Benasque.
Los dos fallecidos practicaban la misma actividad: intentaban hacer rápel en zonas sólo aptas para personas con alta pericia técnica, como era su caso. «Jesús Francisco tenía suficiente nivel como para hacer lo que estaba haciendo. No hubo negligencia, sólo mala suerte», explica David Tresaco, de la Federación Aragonesa de Montaña. «Era una persona muy conocida, que había venido muchas veces».
Jesús Francisco pertenecía a la federación andaluza de montañisno, y también formaba parte de un club en Alicante. Al parecer, no desarrollaba su actividad en la Región. Acudió a Huesca con un grupo de compañeros que no pudieron hacer nada por salvarle la vida.
Rescate del cadáver
El deportista murciano se preparaba para uno de los últimos rápeles, con unos 40 metros de caída vertical, cuando «resbaló en el momento en que iba a asegurarse a la pared y cayó al vacío», cuenta Tresaco.
El cadáver fue rescatado por especialistas de montaña de la Guardia Civil de Boltaña, apoyados por un helicóptero y un médico del 061. El cuerpo sin vida de Jesús Grancisco fue trasladado al depósito de cadáveres de Boltaña. El fallecimiento se produjo por un traumatismo torácico y pélvico.
Mientras, Alejandro B. L. murió al caer enredado en las cuerdas en uno de los rapeles en el barranco de Literola. Su cuerpo también fue rescatado por la Guardia Civil.
Los dos fallecidos practicaban la misma actividad: intentaban hacer rápel en zonas sólo aptas para personas con alta pericia técnica, como era su caso. «Jesús Francisco tenía suficiente nivel como para hacer lo que estaba haciendo. No hubo negligencia, sólo mala suerte», explica David Tresaco, de la Federación Aragonesa de Montaña. «Era una persona muy conocida, que había venido muchas veces».
Jesús Francisco pertenecía a la federación andaluza de montañisno, y también formaba parte de un club en Alicante. Al parecer, no desarrollaba su actividad en la Región. Acudió a Huesca con un grupo de compañeros que no pudieron hacer nada por salvarle la vida.
Rescate del cadáver
El deportista murciano se preparaba para uno de los últimos rápeles, con unos 40 metros de caída vertical, cuando «resbaló en el momento en que iba a asegurarse a la pared y cayó al vacío», cuenta Tresaco.
El cadáver fue rescatado por especialistas de montaña de la Guardia Civil de Boltaña, apoyados por un helicóptero y un médico del 061. El cuerpo sin vida de Jesús Grancisco fue trasladado al depósito de cadáveres de Boltaña. El fallecimiento se produjo por un traumatismo torácico y pélvico.
Mientras, Alejandro B. L. murió al caer enredado en las cuerdas en uno de los rapeles en el barranco de Literola. Su cuerpo también fue rescatado por la Guardia Civil.