Más bronca que soluciones
JULIÁN MOLLEJO jmollejo@laverdad.es | MURCIA.
El primer debate electoral de alto nivel entre PP y PSOE realizado en la Región durante la actual campaña destacó más por el intercambio de acusaciones que por la exposición de las medidas que uno y otro partido defienden para sacar a España de la mayor crisis económica de la historia reciente. El debate, por tanto, fue más entretenido que revelador.
Unos situaron en el blanco de sus diatribas al PSOE y al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero para atribuirle todos los males de España; los otros se empeñaron en encenagarse con las miserias que padece la Región de Murcia y responsabilizar de todas ellas al PP y al Ejecutivo de Ramón Luis Valcárcel.
El debate transcurrió en estos dos niveles, el de la política nacional y el de la regional, para confluir en algunos asuntos de relevancia que aumentaron la tensión del debate, en el que se llegaron a intercambiar duras acusaciones de traición y estafa a cuenta del agua.
La televisión de 'La verdad', laverdadtv, reunió anoche, por el PP, al candidato número dos de la lista al Congreso, Vicente Martínez-Pujalte, y a la candidata número uno para el Senado, María José Nicolás, y por el PSOE, a la cabeza del cartel electoral para el Congreso, María González Veracruz, y al número dos de la misma lista, Pedro Saura. El debate, que se extendió durante más de dos horas, lo moderó el jefe de Información del diario, Joaquín García Cruz.
Cada uno a lo suyo
¿Quién ganó el cara a cara? Quizás los populares, porque se mostraron más combativos -sobre todo Martínez-Pujalte, un veterano de las lides parlamentarias- y centraron su discurso en reprobar la gestión del Gobierno de Zapatero y mostrarse como alternativa, que es de lo que ahora toca. Mientras que los socialistas trataron de derivar la discusión hacia la gestión del PP en la Comunidad Autónoma, sobre la que los murcianos ya se pronunciaron hace seis meses en las elecciones autonómicas, dando un triunfo arrollador a Ramón Luis Valcárcel.
Sin embargo, María González Veracruz y Pedro Saura tampoco salieron mal parados, a tenor de la desventaja con la que iniciaron el duelo, tanto por los malos resultados que les auguran las encuestas como por la pesada carga que representa la desfavorable herencia económica y laboral que deja el Gobierno de España del PSOE. Ellos fueron los que más se esforzaron por presentar propuestas y también dejaron en evidencia, en ocasiones, la inconcreción de las ofertas electorales de los populares.
De acuerdo con la estructura y los temas propuestos por 'La Verdad', el encuentro se inició con una referencia al debate que Alfredo Pérez Rubalcaba y Mariano Rajoy protagonizaron 24 horas antes. Desde ese primer compás ya se vio clara la estrategia de cada bando. Todos salieron a la ofensiva. González Veracruz afeó la ausencia de la cabeza de lista del PP, Pilar Barreiro, a quien Saura acusó de «esconderse», al tiempo que reprochó a los populares «no querer enseñar su programa oculto».
Martínez-Pujalte y Nicolás dieron la impresión de haberse repartido los papeles: el primero era el ariete, el experto en la lucha cuerpo a cuerpo, mientras la segunda aportaba las propuestas para ofrecer una imagen más constructiva.
El candidato popular sacó a relucir los casi cinco millones de españoles en paro en su primera intervención. Saura le cortó acusándole de demagogia. «Demagogia es el 22% de paro que se ha alcanzado con ustedes», replicó Pujalte.
El candidato socialista y secretario general del PSRM quiso responsabilizar de las altas cifras del desempleo al PP, al apuntar que el 80% del paro en la Región tenía su origen en la burbuja inmobiliaria favorecida, a su juicio, por los populares, y aludió a lo que fue uno de sus argumentos recurrentes: «la asfixia económica de las empresas provocada por los impagos del Gobierno regional» y «el abaratamiento del despido que defiende el PP».
El moderador fue abriendo la controversia a otros asuntos, como las pequeñas y medianas empresas, la hipotecas y los impuestos, y en todos ellos la tónica fue el intercambio de reproches. «Lo más importante para las empresas es que la Comunidad Autónoma les pague lo que les debe», dijo Veracruz, mientras que Nicolás echaba en cara de Saura «no haber luchado para que la Región reciba el dinero que se merece en función de sus habitantes».
La disputa verbal fue subiendo de nivel hasta llegar al agua, y entonces se desbordó. Saura acusó al PP de «estafar y engañar a los murcianos, por lo que deberían agachar la cabeza», al no haber incluido en su programa el trasvase del Ebro. «Usted es el que ha traicionado a los murcianos al votar la derogación del trasvase del Ebro», contestó Pujalte.
«Es la mentira y el fraude electoral mayor que se ha hecho a los murcianos», insistió Saura. «Por honestidad, usted no debería haberse presentado a las elecciones», respondió Pujalte.
Dimisión por el Ebro
La pugna dialéctica se saldó con una apuesta formulada por el candidato socialista, que el popular no quiso aceptar: «Si Rajoy hace el trasvase del Ebro yo dejo de ser diputado y dimito, si no lo hace dimite usted», dijo Saura. Pujalte se conformó con asegurar que «desde el PP vamos a defender los trasvases y les invito a ustedes a que se sumen».
La reconstrucción de Lorca también sirvió para que ambos partidos midieran sus fuerzas. El PSOE para censurar que «el Gobierno regional ni está ni se le espera», apuntó Veracruz, y el PP para denostar la que consideran poca atención prestada por el Gobierno central. Ambos partidos, sin embargo, reiteraron su compromiso con los lorquinos. «Es un problema de Estado y tendrán ayudas suficientes», sentenció Pujalte.
Los recortes en políticas sociales fueron una oportunidad más para la confrontación. Los socialistas volvieron a poner a Murcia como ejemplo, mientras que los populares recordaban la congelación de las pensiones llevada a cabo por Zapatero. Y otro tanto ocurrió con las infraestructuras y la financiación autonómica.
El debate concluyó con un minuto para cada uno de los oradores, que emplearon en resumir la línea maestra de sus posiciones: los dos candidatos del PP resaltaron que hay otra forma de hacer política y que gozan de la experiencia y la capacidad para salir de la crisis; los socialistas aprovecharon para alertar sobre 'el programa oculto' del PP y reiterar su compromiso con el estado del bienestar y el empleo.