El seguimiento a las protestas, a las que se sumaron los padres, fue muy desigual según los niveles educativos y los municipios
Por primera vez en la historia de la Democracia, profesores, padres, alumnos y personal administrativo de todas las etapas de la enseñanza, desde Infantil hasta la Universidad, clamaron ayer codo con codo contra los recortes en educación. La huelga general logró el mayor respaldo en décadas (desde los ochenta no se han registrado protestas tan masivas en educación), dejó las aulas a medio gas y sacó a la calle a miles de murcianos contra los ajustes. Los convocantes cifraron el seguimiento medio en la Región en el 75%, y la Administración en el 26%, aunque esta última no contabilizó a los estudiantes.
El seguimiento al paro fue desigual y con oscilaciones según los municipios, barrios y etapas educativas. A primera hora de la mañana, los escolares acudían con cierta fluidez a los colegios de Infantil y Primaria, donde poco más del 50% de los profesores secundaron el paro. A las puertas de los colegios les esperaban pequeños piquetes formados por padres (su participación en esta huelga es de las más activas que se recuerdan) y profesores, todos vestidos con camisetas verdes en las que se podía leer: 'Escuela pública de todos para todos'. En algunos centros, como el Mariano Aroca de Murcia (donde algunos sindicalistas trataron de acceder a la sala de profesores), el de Santo Ángel o en los colegios de Bullas y Calasparra, los piquetes organizaron concentraciones en las puertas de los centros y pasaron la mañana repartiendo octavillas entre los alumnos y los padres que entraban a dejar a sus hijos. «Tenemos que estar todos en esto; nuestros hijos van a ser los más perjudicados por los recortes», se quejaba Ana Sánchez, madre de dos alumnas del colegio Ciudad de la Paz de El Palmar, mientras otros padres dejaban a sus chicos en clase convencidos de que «nada va a cambiar porque hoy hagamos huelga», argumentaba Luisa, madre de otro escolar. Si en los colegios del centro de Murcia el paro apenas se notó, en Calasparra o Jumilla el respaldo fue mayoritario.
A los institutos de Educación Secundaria, en cambio, los alumnos entraban con cuentagotas. En Santomera, Bullas, Molina, Las Torres Cotillas, Jumilla, Alhama y Águilas, o en el Saavedra Fajardo de Murcia, también se celebraron concentraciones, y los piquetes fueron muy activos desde primera hora de la mañana. «Nos estamos jugando mucho. Es un ataque a la educación pública que pretende acabar con treinta años de esfuerzo, y no debemos permitirlo», se lamentaba Antonio Galiano, profesor de Filosofía del Saavedra Fajardo. Los campus de las dos universidades públicas amanecieron también a medio gas, y según reconocieron los gerentes de ambas instituciones, el seguimiento del paro fue masivo entre los profesores y los alumnos, apenas una semana después de que la Universidad de Murcia secundara de forma masiva su huelga contra los recortes. El paro fue también desigual por municipios: en Calasparra lo secundaron el 100% de los docentes, en Lorca el 50% y en Cartagena el 70%, según los convocantes. Apenas se registraron incidentes, al margen de alguna cerradura sellada en San Basilio o la identificación de un grupo de piquetes en San Javier.
Huelguistas y manifestantes, convocados todos por la Plataforma en Defensa de la Escuela Pública, se concentraron después a las puertas de la Consejería de Educación. Lo que inicialmente estaba previsto como una concentración se tornó en manifestación improvisada (y no autorizada) a mediodía, cuando ya habían cortado el tráfico de la Avenida de La Fama. Unos 3.000 manifestantes avanzaron hacia Santo Domingo, realizando paradas en todos los colegios y centros educativos a su paso, desde la escuela Andrés Baquero hasta el campus de La Merced.
Los ya clásicos gritos de 'Que no nos representan' o 'Valcárcel, Sotoca, la escuela no se toca' se alternaron con otros nuevos como el de 'Los maestros luchando también están enseñando', hasta que la improvisada manifestación llegó a Santo Domingo y se transformó en sentada a las puertas del colegio público Cierva Peñafiel. Allí los manifestantes recordaron las razones de la huelga: aumento de ratios, despido de miles de interinos, encarecimiento de tasas en la Universidad, recorte de personal de apoyo en los colegios y aumento de la carga docente, entre otras. A la misma hora, profesores, estudiantes y padres de Cartagena y Lorca celebraban también manifestaciones, y en decenas de municipios se organizaban concentraciones a las puertas de los ayuntamientos.
CIFRAS DE SEGUIMIENTO
75%
Los sindicatos convocantes de la huelga cifraron en un 60% el respaldo al paro en los colegios y en un 80% en los institutos de Secundaria.
90%
Los docentes y alumnos de las dos universidades públicas de la Región, la de Murcia y la UPCT, secundaron la huelga en un 90%.
26%
La Consejería de Educación cifró el seguimiento del paro entre los docentes de los colegios e institutos en un 26,23%
CUATRO AFECTADOS
RICARDO ESCAVYPROFESOR DE SECUNDARIA
«Los alumnos serán los primeros perjudicados; menos profesores y menos recursos abocan a la enseñanza pública a un fracaso buscado».
CATALINA PÉREZ MAESTRA INTERINA
«En julio me mandan al paro, y dudo que el próximo año tenga trabajo. Los alumnos con necesidades especiales se van a resentir con los recortes».
HUGO FELLONEESTUDIANTE
«La que se nos viene encima es muy gorda. Tengo compañeros que van a pasar muchas y serias dificultades para ir a la universidad».
Mª ÁNGELES SÁNCHEZMADRE DE DOS ALUMNOS
«Siempre he apostado por la educación pública y es lo quiero para mis hijos por convicción. Por eso me duele que se permita su deterioro».