La acusada de abusar de un menor de 14 años reconoce que tuvieron sexo una noche, pero niega que lo drogara
02.10.12 - 01:12 -
A. NEGRE | MURCIA. La Verdad
Maravillas G. rompió a llorar desconsoladamente nada más terminar su declaración. Esta vecina de la pedanía murciana de Puente Tocinos, de 41 años, reconoció ayer ante el tribunal que en 2010 mantuvo una relación sexual con un menor de 14 años. La mujer recalcó, sin embargo, que ese contacto íntimo solo se produjo una noche y que estaba muy arrepentida. «Estaba muy borracha e ida», alegó. «Se me fue de las manos».
Maravillas se enfrenta a una pena de 16 años y ocho meses de prisión acusada de abusar de ese niño y de mostrar pornografía y proporcionar alcohol y drogas a otros adolescentes del grupo de amigos. La imputada negó rotundamente estos últimos cargos. «Esos críos se apoderaron de mi casa y de mi vida».
La Audiencia Provincial de Murcia celebró ayer la primera sesión del juicio contra Maravillas G. con la declaración de la imputada y las víctimas. A petición de los padres, el interrogatorio de los menores se celebró a puerta cerrada. El tribunal no consistió, sin embargo, que los chavales declararan tras un biombo para evitar el contacto visual con la mujer. El letrado de la defensa, Manuel Chacón, aportó ayer un informe para tratar de probar que en el momento de los hechos la mujer sufría una grave alcoholemia y su salud mental no era adecuada.
«Nos gustaba hacer senderismo los domingos y algún fin de semana se quedaron a dormir en mi casa». Maravillas comenzó ayer su relato remitiéndose a finales de 2009, cuando las víctimas entablaron una relación de amistad con ella y su esposo. En enero de 2010, sin embargo, su marido, Jesús, falleció en un accidente de moto cuando, según explicó ella, «iba a La Fama a comprar droga» con uno de estos jóvenes. En el momento del choque, la acusada señaló que su marido logró tirar al chico a la acera, evitando que sufriera el impacto con un coche y salvando de algún modo su vida.
La muerte del esposo, indica el fiscal, agravó el cuadro depresivo que la imputada ya sufría e hizo aún más estrecha su relación con ese menor. «Él se acercó muchísimo más a mí», apuntó. «Se lo debía a Jesús».
Alcohol y marihuana
El Ministerio Público afirma que, a raíz de estos hechos, la mujer logró establecer una relación con el adolescente «análoga a la de dos personas mayores de edad», y también facilitó la entrada a su casa de otros menores, de entre 12 y 14 años, a los que presuntamente facilitaba alcohol y drogas. Maravillas negó ayer estos hechos, aunque reconoció que en una ocasión, al verla triste, los propios jóvenes le aconsejaron el consumo de drogas. «Ellos me dijeron que me vendría bien fumarme un porrito».
La mujer reconoció, asimismo, que era alcohólica y que solía beber en casa, pero que nunca proporcionó alcohol a los chicos. La imputada negó, además, a preguntas del letrado de la acusación particular, José María Caballero, que hubiera visionado películas pornográficas con los menores. «Una vez los vi viendo porno en el ordenador, pero les llamé la atención y se lo quité».
El Ministerio Público sostiene que la mujer, aprovechándose de la corta edad y de la influencia de la ingestión de alcohol y drogas, mantuvo sexo repetidas veces con el menor. Unos hechos que la acusada rechaza, aunque solo en parte. Maravillas explicó que «una noche estaba muy mal, porque a mi padre le habían cortado una pierna. Yo había estado bebiendo mucho y me metí en mi cuarto a llorar». Según afirmó ayer, el joven entró en la habitación y solo en esa ocasión mantuvieron una relación sexual completa.
A preguntas del fiscal, la mujer reconoció, asimismo, que creía que ese encuentro había generado cierta confusión en el chico y que éste le había dicho repetidas veces «que esperaría a tener los 18 años para irse conmigo» y que llegaron a hacer, incluso, un simulacro de boda en un bancal de la localidad. «Eso solo fue una broma», concluyó.
El Código Penal considera abuso sexual que alguien, «interviniendo engaño, realice actos de carácter sexual con persona mayor de trece años y menor de dieciséis». El quid de esta vista, que prosigue hoy, será por tanto demostrar si el joven prestó o no su consentimiento en esas relaciones sexuales, o si en ese momento estaba influenciado por el consumo de algún tipo de sustancia estupefaciente.