Un total de 566 menores fueron condenados durante el año pasado en Murcia, una de las comunidades que registra más infracciones penales por parte de chicos de entre 14 y 17 años
CRISTINA FERNÄNDEZ
CRISTINA FERNÄNDEZ
/diario La OpiniónMás de mil infracciones penales cometidas en Murcia en 2007 -de las cuales 847 constituyeron delito- fueron obra de adolescentes de entre 14 y 17 años. Este es uno de los datos que figura en la estadística que el INE ha publicado basándose en el Registro de Responsabilidad Penal del Menor dependiente del Ministerio de Justicia; datos que en la Región se tradujeron en un total de 566 menores condenados por la Justicia. Así, el INE recoge que de los 13.631 menores condenados en 2007 en toda España, 566 (el 4,1%) lo fueron por juzgados de la Región.
Murcia es la sexta comunidad que proporcionalmente registra más condenados -8,84 por cada mil habitantes de entre 14 y 17 años-, mientras que se sitúa entre las cuatro primeras en el número de infracciones cometidas -16,32 por cada mil habitantes de estas edades-, sólo por detrás de Ceuta (43,2), Melilla (31,19) y Baleares (18,3). En cuanto, al perfil de los jóvenes 'castigados' por la Justicia en la Región, destaca el hecho de que los chicos delinquen mucho más que las chicas, tanto es así que de los 566 menores condenados en Murcia el año pasado, sólo 44 eran del sexo femenino (4,1%). También es mayoritaria la nacionalidad española entre estos jóvenes que han tenido que responder de sus actos en un juzgado, ya que los extranjeros sólo suponen el 18,6% (en 2007 fueron condenados 58 americanos, 30 africanos y 11 ciudadanos de la UE). Por edades, se registraron 128 condenas en menores de 14 años; 172 en chicos de 15 años; 170 en menores de 16 años; y 96 en jóvenes de 17 años.
En 56 de todos estos casos, los menores habían cometido más de tres infracciones penales; en 58 casos, tres infracciones: en 104, dos; y en 104, sólo fueron juzgados por una.
La estadística del INE también desgrana el tipo de infracciones penales cometidas por menores en la Región, destacando que en 847 casos constituyeron delito y en 198 fueron faltas. Así, figura como el grupo más numerosos de delitos los cometidos contra el patrimonio y el orden socioeconómico (562), seguidos por los cometidos contra el orden público (53); contra la Administración de Justicia (42); lesiones (35); torturas e integridad moral (33); contra la libertad (32); contra la seguridad colectiva (30); contra la libertad e indemnidad sexuales (23); contra la Constitución (11); de las falsedades (4); y contra la intimidad y derecho a la propia imagen (3). También figuran dos delitos de 'homicidios y sus formas' cometidos por menores. Por otra parte, se impusieron 117 faltas contra las personas; 73 contra el patrimonio; y 4 contra el orden público.
Respecto a las 877 medidas adoptadas en 2007 por los juzgados murcianos frente a infracciones cometidas por menores, las más frecuentes son la del internamiento semiabierto (262), que consiste en que estos jóvenes residan en un centro, pero puedan realizar fuera actividades formativas, educativas, laborales y de ocio; y las prestaciones en beneficio de la comunidad (252), que se realizan con el consentimiento del menor y que están relacionadas con el bien jurídico lesionado por los hechos que ha cometido. A estas medidas, les siguen las de libertad vigilada (110), que contempla que el menor mantenga unas entrevistas con un profesional y que cumpla unas reglas de conducta; internamiento en un centro abierto (74), donde reside, pero realizando sus actividades educativas en los servicios normalizados del entorno; en un centro cerrado (68), donde desarrollan todas sus actividades formativas, laborales y de ocio; amonestaciones (32); realización de tareas socio-educativas (43); y permanencia de fin de semana (17), que consiste en pasar en su domicilio o centro un máximo de 36 horas entre la tarde o noche del viernes al domingo. También hay ocho medidas de convivencia con otras personas, familia o grupo educativo; cinco de privación del permiso de conducir; tres de prohibición de aproximarse a la víctima, y una de internamiento terapéutico.