La Verdad
Llevan la llave de casa colgada al cuello porque son ellos mismos quienes tienen que abrir la puerta de un hogar, el suyo, donde no hay nadie esperándoles. Todos los días, miles de niños murcianos -el 20% del total de estudiantes en edad escolar, según cálculos de la Federación de Padres de Alumnos- llegan del colegio a una casa vacía donde la televisión o el ordenador se convierten en la única compañía a su alcance.
Pertenecen al grupo de lo que los psiquiatras han bautizado en los últimos años como la generación de la llave, compuesta por hogares monoparentales o donde ambos progenitores trabajan y no disponen de otros medios o ayudas para atender a los niños cuando termina la jornada escolar.
La Federación de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (FAPA) de la Región de Murcia cree que el problema podría paliarse con la colaboración de la Consejería de Educación, y encuentra que la solución a estas dificultades de conciliación entre la vida laboral y familiar pasa porque los centros escolares, dotados con bibliotecas, instalaciones deportivas, ordenadores y salas de estudio, abran sus puertas fuera del horario escolar e incluso en vacaciones, para acoger a los niños que pasan las tardes solos.
Vida escolar y familiar
«Hay gran cantidad de familias murcianas, calculamos que un 20%, que no pueden dedicar el tiempo que quisieran a estar con sus hijos; además, la incorporación de la mujer al mundo laboral cambió las relaciones familiares, y por otro lado, muchas familias murcianas disponen de rentas bajas, por lo que no pueden pagar actividades extraescolares», denunció ayer Ginés Martínez Cerón, presidente de la FAPA, quien propuso la apertura de un debate entre sindicatos de docentes, administración y padres y madres sobre el horario escolar, la jornada laboral del personal docente y no docente, y la organización pedagógica y administrativa del centro, a fin de poder llegar a compatibilizar vida escolar y familiar».
Para los padres, el nuevo sistema pasaría por una ampliación del horario de apertura del colegio (no de la jornada lectiva) en los centros donde los padres o docentes lo soliciten y presenten un proyecto aprobado por el Consejo Escolar.
«Y sobre todo, y lo más importante, que la Consejería contemple una partida presupuestaria para la puesta en funcionamiento de los programas, ya que no se trata de tener los colegios abiertos como si fueran guarderías, sino de ofrecer clases de apoyo para quienes las necesiten o un lugar donde hacer los deberes, estudiar o leer con la ayuda de personas que les guíen y orienten», resaltó Ginés Martínez.
El aprovechamiento de las infraestructuras escolares debería ampliarse también a las vacaciones escolares, en opinión de la FAPA, que considera que el periodo de las de verano, del 15 de junio al 15 de septiembre, no se corresponde con las necesidades y exigencias de la sociedad del siglo XXI, sino «más bien, con la sociedad rural agraria, cuando los hijos tenían que echar una mano en las tareas de siembra y recogida». En este sentido, pidieron que las vacaciones se acorten.
La Federación de Padres demandó además a la Consejería una batería de medidas para erradicar el fracaso escolar -entre las que destaca la creación de un observatorio regional- y la ampliación de la red de centros destinados la escolarización de los niños de cero a tres años.